PO (1-10-13).- La histórica comunidad de Ucureña, Cliza, aquella de la Reforma Agraria de la revolución nacional del 1952, fue el domingo escenario para la inauguración del Censo Agropecuario 2013, en el cual el Gobierno nacional establece una serie de expectativas, porque considera que el mismo podrá arrojar datos importantes para enfrentar en los próximos años tareas relacionadas con la producción de alimentos que provengan del campo.
Un Censo Agropecuario tiene importancia y los resultados pueden resultar trascendentales, si van unidos a políticas oficiales de Estado, mucho más en estos tiempos en que se habla con tanta insistencia sobre la seguridad alimentaria en los países, frente a una crisis mundial de alimentación y otros factores que reducen la esperanza de producir alimentos en cantidades suficientes para satisfacer la demanda de la población, de acuerdo a los requerimientos, brindando acceso oportuno a toda la gente.
El Censo Agropecuario se desarrollará en todo el país y resulta particularmente importante el de Cochabamba, por su tradición de productora de alimentos en sus diferentes valles y porque desde hace muchos años dicha producción rural dejó de ser de importancia, lo que devino posteriormente en una crisis agrícola que dejó atrás aquello de Cochabamba el granero de Bolivia. Hoy por el contrario, los índices de producción de los valles cochabambinos han caído a niveles alarmantes.
Por todo esto, un Censo Agropecuario es significativo, pues si se realiza de manera efectiva y se obtienen datos, lo más aproximados a la realidad, conoceremos la situación agrícola y pecuaria de Cochabamba. Una mirada técnica de los últimos años, aunque no siempre respaldada por datos como los que puede arrojar un Censo, nos hace ver que los valles cochabambinos han ingresado a una crisis de producción alarmante y una consecuencia de ello, es que los mercados están inundados de productos agrícolas provenientes principalmente del Perú.
Los factores que se han anotado para llegar a este cuadro son varios, pero entre ellos, el abandono del campo, falta de políticas oficiales de fomento agropecuario, la migración de los campesinos principalmente jóvenes a los centros urbanos ante la miseria que ahoga tierras que fueron tradicionalmente productivas de hortalizas, legumbres, frutas y otros productos, la falta de condiciones de regadío, de créditos de fomento, la pérdida periódica de cultivos y cosechas por fenómenos naturales, entre otros.
El Censo Agropecuario que se inició el domingo, debe establecer precisiones, como se ha dicho, de la producción actual, qué alimentos consumimos producto de las faenas agrícolas de los campesinos cochabambinos, la cantidad de tierra ocupada en esa producción, las carencias, como falta de agua, infraestructura, la situación de la venta de los productos. Hasta donde se conoce en Cochabamba existe un registro de 229 mil hectáreas de tierras cultivadas, aunque se presume que esa cantidad se incrementó durante los últimos años a otras seis mil.
Los datos del Censo Agropecuario en lo que respecta a Cochabamba, que mayor interés centra, por su tradicional vocación agrícola, deben servir para situarnos en la realidad sobre los alimentos que producimos y consumimos y también sobre la fuerza laboral que trabaja en los valles y algo muy importante el fenómeno de la migración, que es un hecho que afecta la producción alimentaria del departamento.
Fuente: Opinion
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