jueves, 10 de enero de 2013

Las 'Bartolinas', 33 años de memoria insurgente nacional y continental

BU (10-01-13).- Bolivia celebra este 10 de enero a las ‘Bartolinas’, organización de mujeres campesinas que, bajo el nombre de la esposa de un guerrero anticolonial como fue Túpac Katari (1870-1871), se organiza desde hace treinta y tres años.

Este hecho registrado como una de las decisiones más certeras de las mujeres campesinas, hoy además indígenas y originarias, es un hito en la historia del continente, que pone en evidencia la cuestión del programa político no como resultado de asesores influyentes, ni oenegés feministas.

Definitivamente Bolivia está viviendo una hora latinoamericana…

Las ‘Bartolinas’, como comúnmente las conocemos, representan para la historia y para América Latina un ejemplo de sobriedad política y precisión insurgente, son un ejemplo de balance histórico correcto y proyección ideológica de carácter estratégico.

Son un ejemplo de cómo se construyen las victorias populares, de cómo la consecuencia política con las causas populares, sin desviarse un solo centímetro, tiene como resultado la victoria frente a la adversidad.

El día 10 de enero, aniversario de fundación de la organización, ellas cumplen 33 años, y se constituyen en la organización de mujeres campesinas más antigua del continente.

No sólo eso, la experiencia de las ‘Bartolinas’ pasó por los momentos más importantes de la historia contemporánea: el golpe de 1980, la resistencia a la dictadura garcíamesista, la recuperación de la democracia en 1984, las jornadas de marzo en 1985, la marcha por la vida en 1986, el Congreso de la COB en 1989, la resistencia campesina al neoliberalismo y su política agraria y de tierras.

La organización del Instrumento Político; la experiencia electoral en el MAS-IPSP; la Guerra del Agua, de 2001; la Guerra del Gas, de 2003; el referéndum por el gas, de 2004; las jornadas para la preparación del proceso constituyente, de 2005; la Asamblea Constituyente (2006-2007); la agresión racista de 2007 en Cochabamba, y 2008 en Sucre, Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni; y la masacre de Porvenir (Pando)son hitos políticos que pueden ser vistos de manera cronológica.

Además, la victoria del referéndum, la promulgación de la nueva Constitución, el despliegue de poder político, la organización de masas y la lucha popular combinada, la derrota ideológica al neoliberalismo, al imperialismo, al colonialismo, al racismo y al machismo se suman a la última generación de estructura discursiva: la despatriarcalización como lucha antipatriarcal, pero desde nuestra identidad.

Es decir, se tiene una veta política de alta intensidad organizativa, histórica, política, y proyectiva sobre la revolución política y descolonizadora.

Pero quizá la clave organizativa de estos últimos años se encuentre en la formulación de un nuevo proyecto de sociedad, donde la construcción de poder económico va unida a la lucha política e ideológica, y desde esta matriz la construcción de una sociedad no machista, despatriarcalizada.

Y es que la despatriarcalización como concepto y como política de pueblos indígenas no se anida en la política de los géneros ni en las política de las identidades, como se acostumbra en las oenegés de feministas acomodadas y dadivosas, sino en la memoria política de la insurgencia, en la historia de la resistencia al modelo colonial por excelencia, como fue el neoliberal.

Y es que la despatriarcalización no es un concepto que viene de las academias para que las ‘Bartolinas’ se copien, sino que la despatriarcalización es la palabra en castellano que expresa las visiones que se tienen en aymara, en quechua, en guaraní, en las treinta y tres lenguas oficiales, es la forma de decir que es posible construir un mundo donde el Vivir Bien puede entenderse como vivir felices sin sacrificar ni a las personas ni a los pueblos, y en armonía con la madre tierra.

Que descolonizar es revolucionar las formas de construir dignidad, y despatriarcalizar es que hombres y mujeres somos iguales en nuestras diferencias, y que por lo tanto ni uno vale más ni otro menos, es ser iguales de comer los platos típicos más creativos del país.

Fuente: Bolivia en la Unesco

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